EL ENTRENAMIENTO NO VALE LO QUE CUESTA

Jens Hagedorn General

EL ENTRENAMIENTO NO VALE LO QUE CUESTA

por Simon Franco

Pregunta del Director Financiero al  CEO de la organización : ¿Sabe Usted cuánto invertimos en entrenamiento corriendo el riesgo que nuestros colaboradores nos dejen después?
Respuesta del CEO: ¿Se ha preguntado Usted que pasaría si no invertimos en ello y se quedaran?

Este breve diálogo imaginario es profundamente cuestionado en un extenso artículo recientemente publicado en la prestigiada revista Harvard Business Review. Según la revista sólo en Estados Unidos, en 2015, se invirtieron cerca de  $ 160 mil millones  de dólares en entrenamiento y educación de ejecutivos. A nivel global, esta cifra se estima en 350.000 millones de dólares.

En general, el aprendizaje no se traduce en un mejor desempeño organizacional, ya que la gente pronto vuelve a su antigua manera de hacer las cosas. El texto además afirma que “sólo el 25% de los ejecutivos senior relata que sus actividades de aprendizaje y desarrollo fueron decisivas para que la empresa alcanzara los resultados esperados”.

En el razonamiento de los articulistas, las barreras ejecutivas y organizacionales continúan siendo las mismas de antes y por ello acaban por desalentar, o incluso impedir los cambios e innovaciones que podrían resultar de las horas de entrenamiento. Citan, además, que si las cumbres no cambian sus conceptos y prácticas, no se puede esperar resultados importantes de los programas tradicionales de entrenamiento!

SABER no es HACER

Me permito hacer un comentario que considero crucial basado en nuestra experiencia de más de cinco décadas asignando y desarrollando ejecutivos de Alto rendimiento:

Mientras que los programas de entrenamiento y desarrollo colocan a personas en salas y ambientes apropiados sólo para la exposición y la comprensión racional de los contenidos, sin la implicación emocional y conductual de los mismos, sin la preocupación de comprometerlos y hacerlos sentir lo que se pretende alcanzar, los resultados de entrenamiento continuarán con un balance costo / beneficio negativo.

Se comete repetidamente un error grosero al creer que basta que  la gente sepa lo que se necesita para hacer lo que de ellos se espera. El verbo SABER infiere intelecto, comprensión, racionalidad; ¡El verbo HACER implica voluntad, querer, que a su vez está directamente ligado a la motivación – que es algo emocional! Y estas dos dimensiones, racional y emocional, simplemente no se comunican en el ser humano.

Necesitamos aprender que las personas no hacen lo que se espera de ellas no porque no  saben, sino porque no quieren, porque no están suficientemente motivados a hacerlo.

¡Cuando reconozcamos esto, tal vez podremos invertir mucho menos para obtener mucho más!